Un PowerPoint no siempre es la mejor opción

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Hace poco un pastor se comunicó conmigo, porque en unos de los cursos de maestría le asignaron una investigación de cómo ayuda el uso de una presentación de PowerPoint (PP) al realizar un sermón. Por la respuesta que le brindé, me motivé a escribir esta nota.

Quiero comenzar diciendo que conocí el PP en 1994. Yo trabajaba en las oficinas centrales del Chase Manhattan Bank en Tampa, Florida. Para aquel entonces dicha organización tenía un programa de desarrollo para los empleados, en que consistía que ofrecían cursos de tecnología, su duración era un día laboral, eran totalmente gratis y pagaban el día de trabajo. Así que te imaginas, me anoté en todo lo que ofrecían. 

Si no me equivoco, la versión del PP era 4.5. Sin embargo, yo estaba tan emocionada, que durante la clase, mi mente voló a todo lo que podía hacer, no para el trabajo, sino para la iglesia. 

La realidad fue que nunca más utilicé el programa, hasta que me mudé de regreso a Puerto Rico en 1998. En ese año fui contratada para ser la secretaria del evangelista de la asociación del área Oeste de Puerto Rico, de la denominación a la que pertenezco. Mi función mayor era crear las presentaciones para el evangelista. Para aquel entonces la mayoría de las personas usábamos Corel Presentations. Sin embargo, el pastor me preguntó que yo quería usar y qué tipo de computadora deseaba. Así que te puedes imaginar que programa le pedí, por supuesto, PowerPoint de Microsoft; y mi vida dio un cambio radical.

Por muchos años no sólo he usado el programa para crear presentaciones, sino hasta para crear diseños; sin dejar fuera que también he enseñado a nivel universitario cómo sacarle el mayor provecho. 

Definitivamente el utilizar PP ha sido de extraordinario para las empresas, y sin duda alguna también ha sido de bendición para el mundo eclesiástico; ya que ha dado la oportunidad de traer algunos aspectos visuales a la feligresía.

Sin embargo, ya estamos en el 2022, y se supone que hemos continuado con nuestro desarrollo y crecimiento en estas áreas. 

Es importante resaltar que cada decisión que tomamos debe tener una intención, un propósito a cumplir, por eso es importante establecer que el PP no es lo importante, sino es el medio para llevar el mensaje con el fin que la audiencia lo capten a su nivel, lo comprenda y por último lo aplique a su vida.

Entonces, si el propósito es que aprendan y apliquen, entonces hay que entender cómo el cerebro capta y la diversidad de formas de aprendizaje que podrían existir en nuestra audiencia.

En la publicación “El cerebro entiende lo visual”, la doctora Ana García Abad, menciona que el “90% de la información que procesa el cerebro es visual. De ahí que seamos capaces de recordar el 80% de las imágenes, y únicamente el 20% del texto, o el 10% del sonido. Además, nuestro cerebro procesa la imagen 60.000 veces más rápido que el texto”, comentó.”

Te comparto los estilos de aprendizaje más comunes: visual, auditivo, verbal, kinestésico, lógico, social e individual.

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Si procuramos aplicar estos aspectos a una presentación de PP, entonces sí, la misma toma relevancia. 

ERRORES MÁS COMUNES

Por los años que llevo colaborando o trabajando con pastores y líderes, me atrevo a decir que la mayoría están cometiendo una serie de errores al utilizar el PP, los cuales son:

  1. Creer que es un libreto. No entender que una presentación es un apoyo a lo que se va a decir, y no el libreto en pantalla de todo lo que va a compartir. 
  2. Leer toda la presentación. Me parece que es una falta de respeto a la audiencia ya que la mayoría sabe leer.  Esto no significa que haya alguna parte que sí sea necesario hacerlo, porque es una cita, pero leerla completa es un error. 
  3. Demasiada información. Creer que todo tiene que estar en la pantalla y en una sola diapositiva. Mucho, nunca es bueno.
  4. Creer que están impactando a todos. Pensar que al tener una presentación, ya están siendo innovadores, que están impactando a la audiencia, y peor aún, que creen que por tener una presentación, van a captar la atención de todos. 
  5. Diseño inapropiado. Construir una presentación fuera de tiempo en estilo y formatos, sin colores adecuados, con letras inapropiadas y mucho menos sin añadir otros elementos como: videos, imágenes y audios.
  6. Depender de la presentación. Si se depende totalmente de una presentación y no se ha hecho un plan alternativo para que la exposición cumpla con el propósito, se tiene el riesgo que de pronto no haya electricidad, la computadora no funcione y la exposición sea un desastre porque no se pudo utilizar y el orador se encuentre perdido por no tener la presentación. 

Si conoces otros errores, déjame saber en los comentarios.

RECOMENDACIONES

  1. Evaluar, si es realmente es necesario tener una presentación.
  2. Preguntar a los organizadores:
    • Si se requiere una presentación. Si es así, verificar si es necesario entregar la presentación en formato PDF para ser distribuida.
    • Si hay el sistema tecnológico para realizar una presentación.
    • Si no tienen el sistema, si te permiten llevar el tuyo.
  3. Si es necesaria la presentación:
    • Determina el material al brindar. Si es mucho material, a veces es mejor dividirlo en partes o sólo incluir las áreas más importantes.
    • Escribe el “libreto” o lo que deseas proyectar antes de trabajar el diseño. Esto no es lo mismo que el documento del sermón o taller por completo. Este libreto es el bosquejo de palabras u oraciones claves para la presentación.
    • Crea un diseño apropiado a tu público objetivo.
    • Incorpora elementos atractivos a la presentación y fuera de ella. En la presentación pueden ser videos, imágenes, audios, entre otros. Fuera de ella, pueden ser objetos, algún papel a ser distribuido para los que aprenden tomando notas, entre otros.
    • Comparte la presentación con otra persona para verificar errores ortográficos, entre otros. 
    • Practica en varias ocasiones la misma para que el resultado sea lo más natural posible. 
    • Procura verificar la presentación en el equipo del lugar antes de proyectarla al público. No todos los equipos de proyección funcionan igual. 
    • Evalúa otras formas tecnológicas que los presentes puedan ver la presentación, tal vez desde sus móviles. 

CONCLUSIÓN

Todos hemos sido llamados a enseñar de una forma u otra, Dios nos dice en Mateo 28:19 (RV1960) Por tanto, id, y haced discípulos en todas las naciones…, la única forma de hacer discípulos es enseñando y para lograr esto hay que entender cómo cada uno aprende. 

Por otro lado, si estamos del lado de los aprendices, la Biblia nos dice en Filipenses 4:9 (TLA) que Practiquen todas las enseñanzas que les he dado, hagan todo lo que me vieron hacer y me oyeron decir, y Dios que nos da su paz, estará con ustedes siempre”; y esto se logra recibiendo la información de tal forma que pueda aprenderla.

Si estamos claros cuál es el propósito de predicar o incluso ofrecer un taller, será más fácil decidir si hacer una presentación o no. Debemos salir de la mediocridad que sólo nuestra responsabilidad es brindar una información. 

Aún con la experiencia que tengo utilizando y enseñando el programa de PowerPoint, opino que, por supuesto, una presentación bien trabajada ayuda, sin embargo, no creo que siempre es necesario y mucho menos una compleja o que esté proyectada en todo momento; lo importante es que se procure que en la participación en general del orador, se cubra los estilos de aprendizaje, para que el conocimiento adquirido por los oyentes no sólo se quede en información recibida, sino quede grabado y puedan aplicarla en sus vidas.

Ahora, la decisión está en tu manos.

REFERENCIA

García, A. (2019). El cerebro entiende lo visual. Diario Farma. https://diariofarma.com/ 

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